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TAG
(Transtorno de Ansiedad Generalizada) 

VEAMOS LO QUE ES EL "TAG"

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Cuando una preocupación persistente y que no se ajusta a la realidad se convierte en parte de las reacciones de una persona ante la mayoría de las situaciones, esta persona podría estar sufriendo un Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG). Las personas que sufren TAG están afectadas por una ansiedad excesiva, que no se ajusta a la realidad y se preocupan cuando han de enfrentarse a las vicisitudes de la vida. Por ejemplo, pueden preocuparse constantemente sobre temas financieros, pese a que tienen una cuenta bancaria 'saneada' y sin deudas importantes.

La ansiedad realista, como las preocupaciones financieras tras perder un trabajo, no es un signo de que se padezca TAG. La principal característica del TAG es una preocupación persistente que no se corresponde con una reacción razonable frente a una situación determinada, y no está relacionada con ningún otro trastorno de ansiedad.

La preocupación crónica y excesiva sobre acontecimientos que probablemente no ocurran, son motivo de inquietud. Además, la ansiedad de aquellas personas que padecen TAG es difícil de controlar, y causa complicaciones notables en el trabajo diario y el ámbito social.

La mayoría de los que padecen TAG afirman que han sentido ansiedad toda su vida y, a menudo, los primeros trastornos se detectan en la infancia o en la adolescencia. Sin embargo, no es infrecuente que los trastornos comiencen en personas ya adultas.

En opinión de los expertos, el TAG está probablemente causado por una combinación de factores biológicos y de circunstancias vitales. Muchas de las personas que padecen TAG también experimentan otros trastornos médicos, como depresión y/o ataques de pánico, que al parecer implican cambios en los procesos químicos cerebrales, en particular anomalías en los niveles de la serotonina.

En la infancia tenemos una idea omnipotente y fantasiosa sobre nuestras limitaciones físicas. Podemos pensar que nunca envejeceremos y moriremos o que está tan lejos que prácticamente no ocurrirá.

Quizá estas ideas nos preparan mal para la práctica sensata del auto-cuidado y de ahí que durante un largo periodo juvenil podamos abusar de nuestras aparentes "energías ilimitadas" para trasnocharnos, mal alimentarnos y también para adquirir la peor de las costumbres que es preocuparnos y sufrir sin que aparentemente ello implique mayores complicaciones.

Pero un buen día las cosas pueden cambiar y enviarnos repentinas señales de funcionamiento corporal anómalo, como si el cuerpo ya no tolerara el mismo ritmo de agobio que tenía hasta el día anterior.

No somos conscientes de nuestro nivel de agobio, tensión e inquietud si estamos atravesando una época de estrés. Estamos tan familiarizados con las sensaciones internas de ansiedad que nos parecen normales, o por lo menos no preocupantes. Las despreciamos, aunque el nivel de tensión en realidad es más alto de lo que nuestro organismo está preparado para tolerar.

Esta especie de ceguera y sordera sobre nuestro estado es un error de cálculo que nace de que no conocemos nuestras limitaciones corporales (que niveles de descanso, relax, bienestar, distracción y goce necesitamos para funcionar operativamente). Nos hemos mal educado a ser sacrificados y sufridores, anteponiendo el deber, la ambición y la auto exigencia, o la búsqueda desaforada de estímulos. Quizá sabemos cuantas horas seguidas podemos aguantar trabajando, pero no sabemos cuantas horas necesitamos para ocuparnos de nuestra mínima tranquilidad personal.

Ocurre también con demasiada frecuencia que tampoco sabemos como manejarnos frente a las frustraciones, ante las que solemos buscar salidas que más que calmarlas parecen exacerbarlas.

Pero los hechos son los hechos: nuestro cuerpo biológico, en especial nuestro sistema nervioso, tiene sus propias limitaciones de funcionamiento, no puede estar permanentemente activado forzado a trabajar al máximo. Esto es lo que fundamenta un trastorno de ansiedad generalizada.

Las características de personalidad de las personas que pueden desarrollar trastorno de ansiedad generalizada son:

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  • Hipercríticos consigo mismo y con los demás

  • Inseguros de sí mismos

  • Autoexigentes

  • Perfeccionistas

  • Extremistas

  • Rígidos

  • Pesimistas

  • Aferrados

  • Autoestima baja

  • Diálogo interno negativo

  • Fantasías catastróficas

​Síntomas de TAG

  • Preocupación crónica y exagerada

  • Agitación, tensión e irritabilidad sin causa alguna o más intensa de lo razonable ante una situación particular.

  • Problemas de concentración.

  • Dificultad para conciliar el sueño o seguir durmiendo

  • Temblores 

  • Dolor de cabeza

  • Mareos

  • Agitación

  • Tensión muscular

  • Molestias abdominales

  • Sudoración

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